viernes, 23 de octubre de 2009

Con el poncho a cuestas (y al viento)



Por Matías Jesús Espina
(Marzo, 2009)
Del pequeño pueblo del interior a la Capital Federal, aunque el abrazo de la madre y los fideos caseros de la abuela, cobran sentido cada fin de semana que vuelve a su Arequito natal. El ir de festival en festival llevando nuestra música por todo el mundo, merece un descanso en el pueblo que nació de sangre guerrera. El aire del centro sojero del país y la gente sencilla, Soledad Pastorutti no los cambia por nada parecido a una gran ciudad. Pero ella supo armar su figura con esa esencia, humildad y carisma que la llevaron a ser la mayor figura del nuevo folclore argentino.

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“Staff Soledad”, dice en el pecho la remera negra que lleva puesta Daniel. Un hombre cincuentón, pintor de algunas canas y lentes grandes. “Tengo miedo que me quieran echar a mí también, porque siempre me confunden con el público y no se dan cuenta de la remera que llevo puesta”. Los bomberos estaban desalojando la parte de atrás del escenario porque llegaría la Sole y la gente quería verla a toda costa. Daniel había entrado a ese lugar el colectivo que maneja para que Soledad lo usara de camarín. Grande como los de línea, pero con una gigantografía de las Pastorutti vestidas con camiseta argentina a los costados, el colectivo de las giras transporta todos los fines de semana a diecinueve personas y varios instrumentos musicales. “Somos más de dieciocho personas en giras, y las dos únicas mujeres: Natalia y yo. Hoy porque vine de mi pueblo, de Arequito y nos acompañó mi mamá, pero generalmente salimos todos en el micro y las únicas dos mujeres somos nosotras. Una mujer para compartir una charla diferente, la necesito, y a parte porque la adoro”, dice La Sole (como la llama el pueblo), vestida igual que su hermana Natalia, quien ya se puso la mochila en la espalda mientras que Soledad da la conferencia de prensa detrás del escenario post show.
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Gricelda Zaccino es la mamá y vive en Arequito manteniendo la base de los que van y vienen de Buenos Aires y deciden recargar pilas allí. Ahora una señora elegante, con el pelo bien cuidado en la peluquería, reflejos e iluminación. La facciones parecidas a las de Natalia más que a las de Soledad, prefiere quedarse en su casa ubicada en un terreno de una hectárea en la salida del pueblo, cocinando y limpiando, y por qué no hablando con las vecinas cada vez que se da una vuelta por el centro. No es oriunda de Arequito, sino de un pueblo cercano, pero vive allí desde que se casó con Omar Pastorutti hace más de veintiocho años. Su hija mayor copia mucho de ella, la tiene como ejemplo. “Con ella tengo una relación muy estrecha. Se llama Gricelda, con "c". Es la persona que me enseñó a amar, y quien siempre me defendió como una leona. A ella le costó mi exposición pública. Es una madraza, es la persona que más me entiende, la que está en las buenas y en las malas.” (Revista Nueva, Rosario 14.09.2008).
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Se cierra todo el predio, sólo quedan los organizadores y la gente de seguridad adentro. Llegó la camioneta que trae a Soledad del hotel de la ruta. Ese mismo al que le rompimos con el auto un ladrillo del cantero esa tarde esperándola. Baja, con micrófono en mano y presencia de figura famosa. Su metro sesenta de estatura casi no se nota al lado del porte de señora y un gran sombrero que le hace sombra en la cara. La gente alborotada. La sonrisa se instala en su boca y saluda contenta a todos. Se saca fotos con unos y con otros, y todavía no subió a cantar. Natalia sigue adentro de la combi, y es que ella es distinta, además de ser tímida con el público, siente que en este show la estrella es su hermana. Preparada para encarar la rampa al escenario habla con algunos fanáticos y firma fotos y papeles. Le da un beso en la boca a su marido Jeremías y él le dice que está todo bien. Él es el encargado de manejar lo referido al escenario. Los músicos se instalan. El público se inquieta y los conductores del festival comienzan a anunciarla. Un show espectacular. Una camisa blanca y larga es atravesada por una faja negra y gruesa y debajo, calzas negras y botas con finos tacos. Terminando el show, el poncho.
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“El poncho siempre fue parte del atuendo desde el noventa y cinco, porque no siempre estuvo. Cuando yo empecé a cantar me vestía con un jean, algún chalequito y todo el resto se fue sumando después. Yo no empecé cantando folclore vestida de gaucho”, dice Soledad con vestuario totalmente renovado y distinto al que usaba cuando comenzó. “Poncho al viento” se llama su primer disco, en alusión a su costumbre de revolear el poncho que en la adolescencia su padre le regaló a su madre. Fue un poco lo que la hizo famosa y lo que llevó a que en sus recitales el público esperara las canciones movidas para empezar a hacer lo mismo con lo que tuvieran en la mano. “Yo revoleaba el poncho en dos canciones que eran ‘Entre a mi pago sin golpear’ y ‘A don Ata’ y después hacía una nota periodística y la revista me pedía que fuera con el poncho. Todo el tiempo poncho, poncho (...) Superarlo para mí fue uno de los pasos más difíciles, pero uno de los más importantes que di en mi carrera”. En un tiempo se decía que había registrado el revoleo, y Soledad con una risita chiquita y compradora escucha atenta la pregunta. “Mirá, yo estuve con otros representantes tiempo anterior y no sé qué cosas habrán hecho en mi nombre. Me llevo cada sorpresa. Todavía hasta el día de hoy estoy tapando agujeros de gente que decía ser amiga (...) yo no registré nada, por lo menos yo no estoy cobrando plata de ningún lado y espero que otra gente no lo esté haciendo”. Para ella, la cuestión del poncho al viento es una cuestión que nace del público, que en la cancha, “antes de que exista la Sole la gente revoleaba los trapos para alentar a su equipo, y ni hablar dentro del rock and roll que es un género donde era más común esto de ir con el trapo y revolearlo”.
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Gracias a la variedad de recitales, Soledad y su staff son casi expertos en rutas argentinas. Conocen muchos lugares desde el norte al sur, y allí ven muchas cosas por las que se preocupan. Santa Fe, su provincia, es la que tiene mayor cantidad de muertes por accidentes viales. Eso llevó a tomar conciencia y el año pasado fundó la ONG Educar Para Realizar, con la idea de salvar vidas. “No puedo creer cómo mueren miles de personas al año en accidentes de ruta. No podemos seguir leyendo esa estadística como quien lee el pronóstico del tiempo. Dejemos de mirarnos el ombligo y pensemos en los demás. Nadie puede eludir la muerte, pero sí estas muertes, producto de la ignorancia, la desaprensión, el desprecio por el prójimo” (revista Gente, 2008). En Arequito existe desde hace varios años una fundación que lleva su nombre y que está destinada a la ayuda de adolescentes. Los principales objetivos tienen que ver con los problemas educacionales y la falta de trabajo, aunque también con la educación vial. Varias veces la fundación dirigida por su padre, Omar Pastorutti, ha sido organizadora de eventos junto con otras entidades para la ayuda de los necesitados, aprovechando la figura pública de Soledad para hacer las cosas un poco más fáciles.
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Hace unos años vi a Omar, lo conozco. Estaba trabajando en lo que le gusta. Antes de que sus hijas ganaran dinero cantando, era mecánico y siempre cuenta la anécdota de que le sacaba nafta a los autos que arreglaba para viajar a los festivales folclóricos. Fanático de lo nuestro, dice saberse el Martín Fierro de memoria. Acomodaba sillas de plástico en una cancha de fútbol. Estaba a punto de empezar la Fiesta Nacional de la Soja en Arequito, y él era el presidente de la comisión organizadora. Lo saludé y me saludó, pero estaba concentrado en su trabajo. Más tarde una torta se haría presente en el escenario, pues también era el cumpleaños de Soledad. En el noventa y nueve Omar fue investigado por la DGI por evasión de impuestos. Creó una empresa de franchising en Arequito, que también fue investigada por Carlos Silvani (en esa época director de la recaudadora). Soledad no quiere hablar de eso y dice que fue una movida de prensa para ensuciar su figura. Él le transmitió el sentimiento por la música y sobre todo por lo tradicional del folclore. Ella le hizo una canción, “Cantando para papá”, y dice que él tiene mucho que ver con la parte artística y la selección de canciones para los discos, sobre todo en el último “Folclore”, que está compuestos por canciones clásicas de nuestra música con el estilo propio de la cantante.
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Termina el último tema de la lista y se queda en las bambalinas del escenario esperando a que el público pida el bis que tienen preparado. En la conducción del espectáculo, su amigo Marcelo Iribarren juega con la gente a que pidan “otra, otra” más fuerte. Vuelven los músicos, vuelve la Sole, vuelve la Nati, la gente feliz. Con Marcelo conducen juntos en canal siete el programa folclórico “Ecos de mi tierra”, el cual mantiene el mejor promedio en rating del canal. “Marcelo es una gran persona y su gusto por la música va mucho más allá, por eso lo elegí”. Soledad es una buena persona, no se agranda, no hace alarde ni de su éxito ni del capital que acumuló en todos estos años. “Si hay algo que me enorgullece es que cuando llegué uno de los organizadores me dijo te felicito por el grupo de trabajadores que tenés al lado, y eso es lo que a mí más me gusta cuando voy de gira, y lo importante es que la gente se quede con esa imagen: de que hay buena gente, que somos todos laburantes, y eso es la realidad y me pone contenta saber que hay gente que lleva mi nombre en su remera y que hace las cosas como las tienen que hacer”.
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Está apurada porque llegaron tarde. En medio del show le pide disculpas a quienes estuvieron esperándola en el hotel por no haber ido directamente para allí. En un cruce de rutas se equivocaron, se pasaron de largo y llegaron a destiempo. Pero ya terminó el recital y ahora está más tranquila, aunque confiesa ser hiperquinética. Gonzalo, su manager le dice que tiene que sentarse en esa silla detrás de la mesa. Natalia mira de lejos y Jeremías también. Acérquense un poco más nos dice y quedamos cara a cara. Comienza la batahola de preguntas y ella responde con total naturalidad. Habla rápido, como la señora del pueblo, pero se le entiende muy bien. No duda en reirse al ritmo del movimiento de sus manos. Es simpática, hermosa, espontánea, de confianza. “Yo creo que la música y en lo que uno hace en el escenario se refleja mucho lo que uno siente, hay que ser uno mismo”. Dice tener la ventaja de que graba lo que quiere, lo que siente porque su carrera no se hace con marketing, aunque a veces se lamenta de no tener alguien que le diga lo que tiene que hacer. Pero asegura que su carrera se hizo en base a los ella soñó, pensó y sintió y dice que “nadie puede venir a decirme sos Soledad gracias a mí. Hay gente que lo dice, pero me parece que la esencia de la carrera pasa por otro lado. No me voy a olvidar jamás de la gente que me ayudó y mucho y de la gente que tengo al lado mío”.
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Hija de un pueblo sojero, tiene dos campos pero no son grandes, y en muchas entrevistas le preguntaron por el conflicto agrario. Se pone seria, no le gusta tirar de dos puntas, toma posición, pero piensa en lo mejor para todos. Es una figura pública, y aunque vive en Capital, a veces se viste de gaucho. En un tiempo estudió Ciencias Políticas en la Universidad, pero no le dieron los tiempos y abandonó. En Arequito se siente el conflicto con el gobierno, y la Sole opina aunque mucho no le gusta pero se ve obligada. “Hay mucha tristeza; y... la cuestión me toca de cerca: tengo familiares y amigos que viven del campo, mi suegro fabrica insumos para cosechadoras, yo misma tengo campos. Te puedo decir que, por ejemplo, mi tío es contratista rural y se mata laburando. Pero todo es muy inestable: un día te puede ir bien (en los pueblos te das cuenta porque aparecen coches nuevos en la famosa ‘vuelta al perro’, o porque se ven casas arregladas) y otro mal, es así. De todos modos, con este conflicto se fomenta una división que no se entiende. Te obligan a ponerte de un lado o del otro, y yo creo en los grises. No estoy de acuerdo con estas retenciones, tan altas, pero no pienso que el Gobierno deba irse ni nada de eso. Igualmente, no se debería propiciar el odio hacia el que gana plata, si es que la gana con honestidad”. (Crítica de la Argentina, 21.07.2008).
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Sole ¿Puede ser una foto? Le dice una chica, si, si contesta sonriente. Gonzalo la vigila de cerca, como contando la cantidad de fotos que se saca y los autógrafos que firma. Natalia y Gricelda ya están dentro de la combi. Los músicos ya cargaron los instrumentos y están arriba del colectivo charlando con Daniel. Hace muchos años que se conocen. Algunos de ellos son de los pueblos santafecinos de Las Rosas, de Casilda, otros de Arequito, y otros dos de Capital Federal. Es imposible imaginar la cantidad de viajes que hicieron juntos y los que hacen durante cada semana a ver sus familias a sus pueblos. Tienen mujeres e hijos. La Sole tiene a su marido Jeremías Audoglio, a quien conoció en la escuela secundaria nocturna en su pueblo. Por su casamiento ella se tomó un año de vacaciones, pero en 2008 volvió a las andadas de la música. De acá para allá, con cierto nomadismo, piensan en tener hijos, pero también en lo raro que sería. “Digo siempre que (un hijo) será como los hijos de los dueños de los circos, que van a escuelas diferentes. Si mi vida sigue girando en torno a esto y va a comer gracias a esto, no me queda otra. Pero siempre son una bendición”, y ríe.
La Sole se sube a la camioneta blanca, se va. Parte el colectivo también. El predio del festival quedó vació. Meses después en La Plata volví a saludar a Daniel. Tenía la misma remera y estaba arriba del colectivo con la foto de Sole y Nati. El huracán de Arequito es más que eso, es una hermosa persona.

jueves, 15 de octubre de 2009

País

Los colores dicen tantas cosas... encierran vivencias, personas, intereses, y tantas otras cosas... los colores del cielo... durante muchos años nos hicieron creer que la bandera argentina llevaba el celeste y blanco por los colores del cielo y nosotros lo creímos. Como también nuestra sociedad está pendiente de cosas con poco valor social, o mucho si lo miramos de otro lado, pero da preocuparnos por cosas así? creo que hay problemas que como sociedad tenemos que replantearnos...
Sé que no estoy diciendo mucho, tal vez es tan general para que lo pensemos todos de alguna forma diferente...

lunes, 12 de octubre de 2009

Mani

Hay momentos en que parece que todo se pone viejo, que nos creemos antiguos, lejanos, en los que el cielo se nubla de una extraña forma. Que momentos difíciles... pero mundo hay uno solo, vida una sola, hay que salir, hay que pelear, hay que evolucionar... la vida es un regalo, no hay que devolverlo...
En esta vida que me tocó, me tocó ser feliz con gente hermosa, linda, valiosa, incomparable. Espero seguir conociendo gente bella. Hay una amiga que amo con toda el alma, desde siempre, más que hermanos, somos mucho más... sos de lo mejor de esta vida Maru... deseo lo mejor para vos, te lo merecés... te quiero Mani
Feliz cumpleaños hermanita, te amo...

sábado, 3 de octubre de 2009

No a la muerte de ideas

Una vez un señor tenía que controlar a muuucha gente. No sólo lo hacía mediante la violencia y el silencio, secuestrando y matando gente, sino que tambiuén se encargaba de poner en blanco la mente de muchos otros. Él no operaba solo y tenía muchos seguidores detrás. Pensó que dominando las ideas de la gente podría ser el dueño del mundo. Lamentablemente no estaba muy equivocado. Pero tuvo muchos errores y sólo realizó el comienzo de una guerra.
Con el tiempo, las medidas de poder que él tomó siguieron adelante por más que él estuviera en la cárcel, volviera a salir y después estuviera "preso" en su propia casa, que ironía. Una ley suya permitió que la información que debía llegar a la gente, al pueblo, pudieran adherirse a una sola voz, y con el tiempo se tranformó en una gran voz, muy influyente.
Pero hace unos años que algunas cosas vienen cambiando, y hay gente que estudia para que esa sola voz se convierta en varias. Hoy pareciera que la gran voz se debilita y que está dispuesta a hacer cualquier cosa para que el pueblo siguiera bobo e ignorante de información objetiva.
PUEBLO ARGENTINO! LUCHEMOS POR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y POR LA VARIEDAD DE VOCES, OPINIONES E IDEAS. HAGAMOS QUE QUIENES COMUNIQUEN SEAN LOS CAPACITADOS, PARA QUE NUNCA MÁS NOS ENGAÑEN CON COSAS QUE NO SON!!! APOYEMOS LA DIVISIÓN DE LA TORTA DE MEDIOS! ESTEMOS A FAVOR DE LA LEY DE MEDIOS!! PARA QUE TODOS, DESDE LOS DIFERENTES LUGARES PODAMOS HABLAR!!
NO MATEMOS LAS IDEAS!!
que una ley de la dictadura no siga fomentando las grandes empresas mediáticas!!!
Una recomendación: miren el documental "La revolución no será transmitida"... http://video.google.com/videoplay?docid=2192459744675391361# para que no nos suceda lo mismo!
PENSEMOS!